Es importante reconocer al cuerpo, como portador de una radical paradoja, ya que está sujeto a los procesos de la naturaleza, de la biología, y por lo tanto atado al intercambio energético con el medio ambiente del que depende. Se trata de un campo de fuerzas donde se escenifican las estrategias de orden social, por lo tanto, inevitablemente es una superficie de inscripción de los códigos de la sociedad, es por ello que, los sujetos somos producto de un discurso que viene de la ley social.
El cuerpo es un entorno natural que está a su vez socialmente constituido, por lo tanto, se trata de un proceso multidimensional, que considera el plano de la experiencia sensorial, el aspecto del movimiento en general, el tema del placer, los estados de privación, el dolor, los gestos, la utilización del espacio y la “disciplina” . Con respecto a esta última, Kant menciona que “la disciplina somete al hombre a las leyes de la humanidad”, además de hacerle sentir su coacción.
Los saberes que se han desarrollado alrededor del cuerpo van conformado las formas y categorías de aprehensión del mismo. Foucault menciona que; “a través de las técnicas de sujeción, se está formando un nuevo objeto (…) es el cuerpo natural, portador de fuerza y sede de una duración; es el cuerpo susceptible de operaciones específicas, que tienen su orden, su tiempo, sus condiciones internas, sus elementos constitutivos, cuerpo del ejercicio, (…) cuerpo del encauzamiento útil”.
Sin duda, analizar las concepciones, mitos, prácticas y rituales alrededor del cuerpo, es una vía de acceso fundamental para entender una cultura. Dentro de las diferentes culturas, se puede interpretar el arte, en el cual se encuentra la danza, que es una manifestación artística muy completa, en la que se utilizan y se ponen en juego los sentidos, además de estar estrechamente vinculada al desarrollo social.